Cosas que deberías saber sobre Irán

Irán es el país étnicamente más heterogéneo de Oriente Medio y difícilmente puede definirse a partir de una sola característica, ni siquiera idiomática. El persa  es la lengua oficial y la que usan sus habitantes para comunicarse y socializar entre ellos. Solo el 56% de los iraníes lo habla como idioma materno familiar y no sería correcto relaciones solo el persa con el territorio de Irán. El azerí, el kurdo o el baluchi… incluso el árabe son hablados y practicados por grandes grupos de población activa.

Entre ellos se añaden una decena de idiomas iranís cercanos al persa, como el dari afgano  y varias lenguas de origen turco (Turquía) hablados por grupos minoritarios que se encuentran por varios rincones del país. Sin duda Irán tiene una gran riqueza de idiomas y culturas que muchas veces han llevado al conflicto en el propio país a causa de las diferencias socio culturales. En Europa también vemos una gran riqueza en este aspecto que también conllevan tensiones y movimientos secesionistas.

Esto sin ningún temor a duda es muy complejo y el entramado de migraciones internas, invasiones e intercambios entre las poblaciones que se han realizado en la historia iraní a lo largo de los siglos. Este país y la zona en general de medio oriente siempre han sido zonas muy inestables por la grandes tensiones que se generan continuamente. También hay que destacar que estas zonas tienen grandes recursos petroleros y de minerales y por lo tanto siempre han sido motivo de interés por las grandes potencias occidentales.

En cuanto a la religión también podemos encontrar un gran abanico de variedad aunque hay una religión mayoritaria. El 85% de su población profesa el Islam chií duodecimano, pero también hay una minoría de casi el 10% que profesa el Islam sunní, y minorías cristianas, zoroastrianas y judías que en conjunto llegarían al 4% de la población. También existen grupos hinduistas, bahaíes y otras ramas chiíes no duodecimanas.

La conversión de grandes porciones de la población iraní al chiísmo duodecimano, que previamente habían sido islamizadas por los árabes, se dio a partir de la fundación del Imperio Safaví por el Sha Ismail I de origen azerí en el año 1501. Ismail adoptó al chiísmo como religión oficial del Estado persa para confrontar su legitimidad como dirigente religioso al Sultán del Imperio Otomano, detentador del califato islámico sunní. Para ello se valió de la incipiente clase religiosa chií a través de concesiones y subvenciones que fueron ampliando su aceptación por parte de la población. Se forjó entonces una relación simbiótica entre clero y monarquía que duraría hasta la creación de la República Islámica en 1979.

El aumento de la riqueza material de las mezquitas y de los bienes religiosos le otorgaron autonomía financiera y una gran cuota de poder frente al poder político, consolidándola como clase social, lo que llevaría en muchas ocasiones a enfrentamientos directos con la monarquía, sobre todo a partir del período de la revolución constitucionalista de 1906 y posteriormente con la llegada al poder de Mohamed Reza Pahlaví, el último Sha de Irán, entre 1941 y 1979, cuando una parte de los clérigos educados en Qom se politizaron a la luz de los eventos políticos regionales y la falta de apertura política y de redistribución de la riqueza generada por el petróleo durante las décadas de los años sesenta y setenta.